La causa palestina y el fútbol juegan en un solo equipo en Chile

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Mientras el conflicto arde en Medio Oriente, a miles de kilómetros, en una noche fría de otoño, la bandera palestina corre detrás de un balón de fútbol en un estadio del sur de Santiago de Chile. 

Centenares de hinchas alientan a un equipo de cortos negros y camiseta de franjas verde, blanca y roja con el mapa de Palestina -antes de la creación de Israel hace precisamente 75 años- estampado en la manga izquierda. 

A pesar del precepto tradicional de la FIFA, aquí el fútbol y la política se funden sin reservas en el Club Deportivo Palestino, expresión además de la prosperidad económica y ascenso político que alcanzó esta comunidad árabe en Chile y que contrasta con la realidad de los territorios palestinos.

«Más que un equipo es todo un pueblo». El lema luce en un lienzo colgado en el estadio Municipal de La Cisterna. «Tenemos hasta cantos: Gaza resiste/Palestina existe», señala orgulloso uno de sus hinchas, Rafael Milad, a la AFP.  

«Palestino tiene 100 años, incluso tiene más años que el Estado de Israel», observa este empresario de 29 años. 
 

– Protagonistas sin balón – 


A inicios del siglo XX árabes cristianos provenientes de Belén, Beit Jala y Beit Sahur llegaron al lejano Chile y fundaron una comunidad que hoy ronda el medio millón de personas, la más numerosa fuera del mundo árabe.

Se volvieron exitosos comerciantes de textiles y sus descendientes incursionaron en el ámbito político: 35 han sido ministros o congresistas en Chile.

Cuando la comunidad palestina comenzó a emerger formaron, en 1920, el Club Deportivo Palestino, que tres décadas después debutó profesionalmente en la liga local. 

El denominado equipo ‘Tino-Tino’ fue por largo tiempo el único representante de los palestinos en las canchas.

«Palestino es Palestina y Palestina es Palestino. Siempre estamos muy preocupados de la causa», resume Roberto Bishara, exjugador del club y de la selección tetracolor, que recién disputó sus primeras eliminatorias mundialistas en 2001.

Con dos títulos profesionales (1955-1978) y una semifinal de la Copa Libertadores jugada en 1979, Palestino tiene más protagonismo sin el balón.

En 2014, cambió el número 1 del dorsal de la camiseta por la forma alargada del mapa de la Palestina antes de la creación de Israel (1948). El equipo de fútbol Ñublense, en ese momento presidido por un judío, protestó, Palestino fue multado y terminó retirando el símbolo tras usarlo varios partidos.

Los jugadores, por breves minutos, también saltaron a la cancha con la kufiya -tradicional pañuelo palestino- en el torneo chileno. En 2019, el club dispuso pantallas gigantes para que la afición en Ramala, en Cisjordania, siguiera un duelo internacional contra el argentino River Plate. 

Hoy la escuadra no cuenta con jugadores de origen palestino. El último fue Nicolás Zedán, que dejó el club en 2021. 

Pero el equipo sigue representando «a todos esos palestinos que están allá pasándolo mal. Cada triunfo de Palestino (..) es una pequeña alegría dentro del sufrimiento que ellos tienen día a día», dice a la AFP Miguel Cordero, un abogado descendiente de palestinos de 49 años.
 

– Paz e inclusión –


Cuando no van al estadio, los aficionados se reúnen a ver los juegos en una sede social, también en Santiago. 

El lugar eleva el orgullo de sus 4,600 socios: un mapa de la Palestina histórica aquí, un mural con la figura del histórico líder Yasser Arafat allá, pinturas por todos lados, música árabe de fondo y hasta una réplica de un avión «Palestine» adorna el patio de juegos infantiles.

Sin ascendencia árabe, Francisco Muñoz, un chileno de 48 años, es el hincha más colorido del Palestino. Va al estadio disfrazado de «jeque árabe» y su casa es un lugar de culto al equipo.

«Estuve en una conferencia (…) donde vi que los israelíes sacaban a la gente de sus casas sin previo aviso y los mataban. Ahí empecé a tener simpatía y cariño (por Palestino). Hay muchos que somos ‘baisanos’ adoptados», señala. 

Sin embargo, en Chile «no hay una confrontación, salvo con sectores muy extremos», matiza de su lado Sabas Chahuán, vicepresidente de Palestino. 

A contracorriente de la situación que enfrentan las mujeres en el territorio palestino ocupado, donde son amenazadas por su activismo contra la discriminación por cuestiones de género, según la ONU, el equipo desarrolla su división femenina.

«Estoy acá en el fútbol, que antes solo era para hombres, y a la vez pienso en las mujeres palestinas. Sería lindo que ellas tuvieran libertad para poder expresar lo que sienten», expresa Isabel Barrios, coordinadora del equipo femenino, creado hace casi 25 años y con un título liguero (2015).

El club financia escuelas mixtas de fútbol en los territorios palestinos, donde las integrantes de la selección nacional, fundada en 2009, han sido cuestionadas por su vestimenta o si deben seguir jugando tras casarse.

 

AFP

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